Una pequeña vivienda pintada de blanco y azul cobalto, barrida por la marea al caer la tarde.
Donde el romper de las olas y el crujido de la madera resentida por la humedad, sean los únicos sonidos que formen parte del silencio ensordecedor que acompaña a la soledad.
Conchas y abalorios, tesoros marinos, souvenirs perdidos en cada rincón, con olor a sal.
Diminutas persianas, incapaces de cubrir grandes ventanas y evitar que a través de sus rendijas entre la luz limpia y clara.
Verde, blanco, rojo, latón, efecto oxidado, retratos de antaño, amuletos traídos de lugares lejanos... y una vieja butaca o un raído sillón sobre los que reposar...
Fuente: JJLOCATIONS
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por dejar tu comentario, tus aportaciones y opiniones son muy valiosas para mí.