lunes, 28 de octubre de 2013

HALLOWEEN O EL DÍA DE TODOS LOS SANTOS

Debo decir que no siento un especial apego por la fiesta de HALLOWEEN, tal vez porque no forma parte de mis recuerdos de la infancia, no tengo sensaciones ni sentimientos a los que asociar a calabazas, zombies o telarañas... Simplemente, esta celebración americana no estaba de moda no hace tantos años y mi relación con ella se reducía a las películas de sobremesa donde niños pudientes salían de sus mansiones en grupo para pedir chucherías en las casas de las manzanas más próximas.

Si recuerdo, en cambio, las visitas al cementerio de mi pueblo el día de TODOS LOS SANTOS
En una mañana por lo general luminosa y soleada, en la mano un ramo de margaritas blancas, abarcando con la vista cientos de lápidas ubicadas a ras del suelo, a mi madre detrás de mí advirtiéndome que tuviera cuidado para no pisarlas, limpias, impolutas, recién encaladas, con inscripciones sencillas y algunas flores, incluidas en envases de botellas de plástico o frascos de cristal escrupulosamente envueltos en papel de aluminio.

Otras, en mármol negro, alzándose imponentes por encima de las demás con sus letras doradas parcialmente visibles entre coloridos claveles.

Lejos de asociar este día a ningún sentimiento de temor las sensaciones que siempre he experimentado cuando he visitado a mis bisabuelos y más tarde a mi abuelo Angel, es una sensación indescriptible de respeto y calma, mucha calma. 

Siento que debo pedir perdón a muchos otros para los que este día resultará además tremendamente doloroso. Me sé una chica enormemente afortunada, pues todos mis seres queridos están todavía conmigo, excepto aquellos que se fueron de la mano de una edad que ya no hacía justicia a su cuerpo.

Un abrazo fuerte desde... 
"COSAS DE PALMICHULA" 

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